jueves, 29 de mayo de 2014

Kim Yong-Soo, cuando la pretenciosidad y la estilización llegaron a los Kdramas.

"White Christmas", "The Equator Man" y "Sword and Flower" son tres kdramas que tiene en común a su director Kim Yong-Soo, un director que empezó dirigiendo algún episodio de series largas de fin de semana, especiales y ómnibuses. En el 2011 realizó el kdrama especial (de 8 episodios) "White Christmas" para la KBS, un éxito moderado en cuanto a ratings, pero que se convirtió rápidamente en una obra de culto, y que le sirvió para darse a conocer y dar el gran salto dentro de la cadena generalista más importante. Posteriormente realizó dos kdramas de 20 episodios, "The Equator Man" y "Sword and Flower" siendo mucho más exitosa la primera de ellas.

Kim Yong-Soo se ha hecho un nombre en el mundo de los kdramas, por varios motivos se ha convertido tanto en un director de culto como uno de los más polémicos y personales, gracias o por culpa de su particular estilo, algo pretencioso y ambicioso, muy bello, melancólico y poético.

Planos desde ángulos imposibles, largos silencios y miradas, planos contemplativos, ralentización de la imagen, una banda sonora con numerosos temas musicales occidentales, mucho simbolismo visual,... . Imaginaria y estilizada narrativa, belleza y melancolía, son marca de la casa de un poético Kim Yong-Soo.
Un particular estilo que experimenta en "White Christmas", confirma en "The Equator Man" y explota hasta la saciedad en "Sword and Flower", podríamos decir que es un director que ha ganado en calidad en cada trabajo, pero también pretenciosidad.

Dentro de la monotona direcciónl de muchos kdramas, donde si, destacan su gran producción (diseño artístico, vestuarios, localizaciones) y cinematografía, hay que reconocer que pocos directores saben darle un toque personal a sus obras, y ya simplemente por ello hay que reconocer a Kim Yong-Soo. Que su estilo guste más o menos, aburra o maraville, es ya cuestión de gustos.

White Christmas

Este kdrama de tan solo 8 episodios, es un oscuro thriller psicológico de suspense sobre la creación de monstruos humanos, lleno de giros enrevesados y batallas de intelectos y de ética.

La historia está ambientada en un instituto privado de élite, donde van los mejores estudiantes de Corea del Sur. Llamada por los propios estudiantes como la prisión de Alcatraz, este instituto perdido en las montañas tiene normas muy estrictas y solo permite vacaciones por navidad, 8 días que los estudiantes esperan con ansia para poder escapar del control.

Durante esos 8 días, 8 estudiantes y un profesor se quedan atrás, pasando las vacaciones en el instituto, ¿su motivo?... todos recibieron una misteriosa carta que anunciaba una muerte durante estas fechas en el instituto.
Esta macabra fiesta, a la que han sido invitados, y a la que se les une un psicólogo que, tras un accidente de coche a causa de una fuerte tormenta acaba en instituto, se convertirá en su peor pesadilla.

8 días, que servirán para unirlos, para hacerles crecer, para mostrar sus traumas y miedos, y convertirlos en monstruos guiados por un psicópata que realiza un experimento con ellos, para ver el origen del mal y por tanto su verdadero origen.

La pregunta de si un monstruo se crea o nace, está presente en todo el drama, aunque también quien son los que crean a este monstruo, así como quien es el monstruo en realidad, unas preguntas que tiene una respuesta, la sociedad.
Con esto la crítica social está presente, mostrando una sociedad "enferma", y un mal muy presente en Corea del Sur, la educación demasiado exigente y competitiva, la presión social y familiar que reciben los jóvenes.

El reparto está formado por jóvenes actores, alguno de ellos ya con nombre dentro del mundo de los kdramas, como Kim Woo-Bin,  ahora en boca de todos gracias al reciente kdrama "The Heirs" y Sung Joon ("Shut Up: Flower Boys Band").  Así como Baek Sung-Hyun que lleva años en la profesión y conocemos gracias a sus papeles en clásicos kdramas de éxito como "Stairway to Heaven" y Kwak Jung Wook ("Rebirth", "The Devil"). Además de la modelo y actriz Esom, Kim Young-Kwang, Lee Soo-Hyuk, y Hong Jong-Hyeon.
Sus personajes, estudiantes de élite inteligentes, algo estereotipados pero muy diferenciados entre sí, deberán enfrentarse no solo al monstruo que les acecha, sino a sus propios miedos y dudas.

En el reparto adulto nos encontramos a Jung Suk-Won ("Rooftop Prince") como el profesor que se queda al cuidado de los estudiantes, y Kim Sang-Kyung ("Memories of Murder"), que interpreta a un misterioso psicólogo que por accidente llega al instituto.

En cuanto a la dirección, Kim Yong-Soo se muestra comedido comparado a lo que nos espera en sus siguientes kdramas, aun así, sus silencios, planos contemplativos,... están presentes, lo que le da un toque novedoso y personal, y que en esta ocasión están más al servicio del ambiente opresivo, solitario y angustioso de la historia (y personajes) que a lo poético y melancólico que veremos sobretodo en "Sword and Flower".

A pesar de sus defectos, con su reparto de jóvenes actores no todos ellos a la altura, y un guion lleno de agujeros realizado por la escritora Park Yeon-Sun ("My Tutor Friend", "Wild Romance"), "White Christmas" es un buen kdrama con una destacable cinematografía, un satisfactorio espectáculo, con más ambición que resultado, que aporta frescura y novedad al mundo de los kdramas.

The Equator Man

A pesar de que "White Christmas" no se convirtió en un éxito, sí que rápidamente paso a considerarse un kdrama (especial) de culto, lo que le brindó a Kim Young-Soo la oportunidad de dirigir su primer kdrama de verdad (de 20 episodios), "The Equator Man", su mayor éxito hasta el momento.

"The Equator Man" es un drama de venganzas, un tema muy explotado dentro de la televisión y la filmografía surcoreana, pero normalmente con un tono y un mensaje muy diferente, y es que en los kdramas se profundiza más en el dolor que provoca la venganza a su perpetrador, la victima de ella y a los que les rodean.
Así pues tenemos una historia de traición y venganza protagonizada por dos amigos de la infancia que por circunstancias de la vida acaban convirtiéndose en enemigos. Una venganza con connotaciones shakesperianas que les llevará a la tragedia y a la locura.

Kim Sun-Woo es un adolescente problemático que no hace más que meterse en líos y peleas, pero con un gran sentido de la lealtad. Tras ayudar a Lee Jang-Il, un compañero de clase con gran futuro y esperanzas, de unos matones que le persiguen por las deudas de su padre, acaba entablando una gran amistad con él.

Su amistad parece perdurable, se ayudan mutuamente en las peleas y los estudios, incluso en sus vidas aparecen ciertas jóvenes que pueden convertirse en su primer amor. Pero las cosas cambian dramáticamente cuando la ambición y corrupción aparecen en escena, y tras aparecer muerto el padre adoptivo de Kim Sun-Woo. 
Todo apunta a que fue un suicidio, pero Kim Sun-Woo, no lo cree, por lo que decide investigarlo a pesar de que su mejor amigo le insiste en que olvide el tema y rehaga su vida.    

Años después, y tras un incidente que le deja en coma y ciego, la traición de su mejor amigo, e incluso la de las personas que le rodea, Kim Sun-Woo vuelve como una persona nueva y recuperada para vengarse de todos aquellos que arruinaron su vida y mataron a su padre.

Kim Yong Soo, en esta ocasión codirigiendo con Han Sang-Woo y en colaboración de la guionista Kim In-Young, confirma y reafirma con "The Equator Man" su particular estilo, llevándolo a un nivel superior, con una historia y unas imágenes más sugerentes y simbólicas.
Entre muchas de ellas nos encontramos con la perdida de la vista de nuestro protagonista como metáfora de la oscuridad a la que se adentra tras el accidente y la traición de su mejor amigo, una vida sin esperanza y futuro. En cambio su recuperación es una metáfora de una nueva motivación y objetivo en su vida, aunque este sea una oscura venganza, una venganza que poco a poco le destruye y que una vez se hace más sombría le provoca pérdidas momentáneas de la vista.    

El reparto principal está formado por Uhm Tae-Woong ("Architecture 101", "The Devil"), Lee Bo-Young (I Can Hear Your Voice), Lee Jun-Hyuk (City Hunter) y Lim Jung-Eun (Joseon X-Files: Secret Book), a los que les acompañan un habitual reparto de secundarios de gran talento.

Uhm Tae-Woong, un actor de gran éxito y muy querido dentro del mundo de los kdramas, con sus habituales tics interpretativos, ceño fruncido, mirada melancólica, ojos llorosos, y puño cerrado, que le valen para interpretar siempre a personajes muy complejos y duales, recibió por esta interpretación diversos premios y numerosas buenas críticas, gracias a las cuales este kdrama superó por sorpresa las expectativas y a sus competidoras, en la mayor parte del tiempo que estuvo en antena.
Interpreta a un personaje rebelde, inocente en el principio de la serie, un personaje que cree en el perdón y la amistad, pero la tragedia y la traición le llevan a cambiar completamente hasta convertirse en un personaje destructivo (y autodestructivo), sombrío y vengativo. Una venganza que le llevará a cuestionarse su propia cordura. 

Lee Bo-Young interpreta a una joven idealista al cual su ambición y devoción por su padre (muy a lo filosofía confuciana) le lleva a la perdición y a la pérdida de su moralidad y cordura.

Numerosos contrastes se muestran a lo largo del kdrama, trágicos sucesos se combinan con hermosas imágenes, para trasmitirnos las emociones a flor de piel (tanto el amor como el odio, la alegría como la tristeza...) de los personajes principales.
Además la tensión dramática de la serie, de los personajes y sus enfrentamientos se intensifica mediante la inserción de escenas que acaban en un tenso, trágico e intenso primer plano, como si la cámara estuviera enfocando en sus sentimientos más profundos.

Los personajes, junto a su parte técnica (fotografía, diseño artístico, dirección, ...) son dos de los aciertos de este kdrama que lo llevaron a copar la atención de la audiencia, al mostrar los drásticos sentimientos de los personajes a través de escenas dramáticas y sugestivas. 

Como el anterior trabajo de Kim Yong-Soo, "The Equator Man" es un interesante y más que correcto kdrama, pero no es perfecto, ni muchos menos, tiene un ritmo narrativo y de desarrollo bastante lento, fallos en el guión, escenas que por su excesiva intención de buscar el simbolismo se convierten en rocambolescas, un final demasiado complaciente... pero sus interpretaciones y la psicología y dualidad de los personajes lo hacen destacable.

Sword and Flower

Poesía visual es la peculiaridad que desarrolla Kim Yong-Soo en "Sword and Flower" (también conocido como "The Blade and Petal"), el que es hasta el momento su último kdrama. La estilización y simbolismo llevados al extremo, hasta tal punto que en momentos parece que la historia está al servicio de la imagen y no al revés, como debería ser.

Curiosamente, aunque quizás sea el kdramas más lento, más pretencioso, y más visual, también es su mejor trabajo, gracias tanto al poderío interpretativo, como al guión de Kwon Min-Soo (When Spring Comes).
Eso sí, ya sea por la falta de audiencia, o por el necesario desarrollo de la historia, una vez avanza la trama, el simbolismo y la belleza de las imágenes se dejan en un plano más secundario, aunque sin olvidarlo, y es que la grandilocuencia, siempre está presente.

"Sword and Flower" es una auténtica obra de arte, una maravillosa, impactante y bella experiencia visual, de una gran maestría técnica, una gran profundidad y tensión dramática angustiante.

Ambientada en la época Goguryeo, unos 700 años antes de la época Joseon, periodo de la historia coreana que más se representa en los kramas de genero sageuk (dramas con un trasfondo histórico), este kdrama centra su historia en Yeon Choong, un artista callejero que un día ayuda a una joven llamada So-hee de ser acosada. Pronto entre ambos surge el amor, pero todo se complica ya que ella resulta ser la princesa, y él ser el hijo ilegitimo del general Yeon Gaesomun, el mayor opositor del rey que prepara un complot contra el rey.
Las confabulaciones palacegas, los equívocos, las traiciones y la venganza, se interpondrán entre estos dos amantes como si fueran unon Romeo y Julieta de la época Goguryeo, llevándoles a un oscuro destino lleno de sufrimiento y tragedia.

"Sword and Flower" no solo se reduce a una trágica historia de amor, sino que estamos ante una historia de intrigas palaciegas, venganza y de búsqueda de uno mismo. Choong y So-hee, tanto antes como después de perderlo todo, buscan su lugar en el mundo (él la aprobación de su padre, y ella su sitio dentro del reinado), una búsqueda que les llevará a veces a tomar el camino equivocado y a renunciar a su ideales, e incluso vender su alma al "diablo", en el caso de Choong a su padre, y en el caso de So-hee a la venganza.

Los desventurados amantes están interpretados por de nuevo Uhm Tae-Woong y Kim Ok-Vin (“Thrist”), que volvía a la televisión nueve años después de su última participación en el kdrama "Money War".
Las actuaciones de ambos son muy físicas en un kdrama con poco diálogo, donde un silencio, una mirada, un gesto o una acción, dice más que cualquier palabra.

Aunque ambos actores están esplendidos, así como el resto de reparto, el carisma e intensidad interpretativa de Choi Min-Soo ("Sword in the Moon"), eclipsa a todos en numerosas ocasiones, su mirada envuelve toda la pantalla, haciéndonos obviar a los demás, y solo centrarnos en él y su personaje.
El protagonista del clásico y mítico kdrama "Sandglass", interpreta en esta ocasión al implacable general Yeon Gaesomun, quien por el supuesto bien del reinado dará un golpe de estado y se interpondrá en la felicidad de su hijo, al que repudia.
  
Kim Yong-Soo encuentra por fin en "Sword and Flower" la perfección en la creación de una obra de arte visual, pero como ya he comentado, sigue sin encajar la imaginaria y belleza visual con un buen ritmo narrativo, quizá algo imposible de conseguir para una kdrama de algo más 20 horas (20 episodios).
Aun así, si nos armamos de valor y sobretodo paciencia, tras los primeros episodios, en los que no hay apenas más de diez minutos de diálogos, todo son imágenes contemplativas y simbólicas, silencios y miradas, la historia despega con más fuerza y mayor ritmo, aunque eso si perdiendo algo de ese toque preciosista e innovador.

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