martes, 9 de junio de 2015

Shotenin Michiru no Minoue Banashi (2013)


Una de las series más interesantes del 2013 fue “Shotenin Michiru no Minoue Banashi”, algo que ya se podía intuir teniendo en cuenta la potencia del reparto, en la que nos encontrábamos a varios actores que suelen involucrarse en producciones de corte más independiente.
Esta historia entre el thriller y el drama personal es una muy buena propuesta, tanto para los fans de los J-dramas, por tener un tono ligeramente distinto, como para aquellos seguidores de la cultura asiática con reservas a acercarse a una serie de televisión.

Michiru, una joven que trabaja en una librería de un pequeño pueblo costero, tiene un romance con uno de los comerciales de una editorial, a pesar de estar prometida a uno de los chicos del pueblo.
En un arranque de espontaneidad, se va en pleno turno de trabajo con el comercial hasta Tokyo, mintiendo tanto a su familia, con la que no van demasiado bien las cosas, y a sus compañeras en la librería.
Al comercial, que está casado, no le hace tanta gracia cuando Michiru se queda algunos días más en la ciudad, con lo que ella busca refugio en el piso de un viejo amigo del pueblo que ahora reside en la capital.
Allí se da cuenta que uno de los boletos de lotería que compró para sus compañeras de trabajo es el premiado con el premio gordo: 200 millones de yens.



Con una ambientación y un ritmo en la historia algo diferente a lo que las series japonesas nos tienen acostumbrados, más oscura, cercana seguramente a lo que suele hacer la cadena de pago Wowow, esta historia de la chica de la librería es toda una rara avis en el panorama televisivo.

Formada por apenas 10 episodios de 25 minutos de duración cada uno, no hay demasiado tiempo para perder, con lo que la trama de la serie, basada en una novela, está absolutamente condensada, quizás incluso en exceso pagándolo en su parte final.

Seguramente lo más interesante de esta serie no sea el personaje protagonista, Michiru deambula perdida dejándose (mal)aconsejar por la gente que la rodea, sino precisamente ese entorno un tanto malsano con el que se va encontrando. La protagonista entra en una espiral en la que la mentira lleva a la culpabilidad, y en la que, cuando hay que tomar responsabilidades, el destino la lleva a una espiral de incidentes en los que llegarán incluso asesinatos.

Los acontecimientos se suceden uno detrás de otro, como una cadenas de fichas de dominó que van cayendo una tras otra, algo a lo que la protagonista no sabe poner remedio. Ni siquiera cuando se da cuenta de que le ha tocado el dinero -un elemento que es utilizado como un recurso en la historia más que como un elemento central- es capaz de asentar las cosas y acabar con su enorme cadena de mentiras.

Erika Toda (Liar Game), que interpreta a Michiru, es seguramente el eslabón más débil del reparto, algo que paga su personaje, y aunque su apariencia frágil encaja perfectamente, queda corta de recursos para llegar a despertar en el espectador algo más allá de sus líneas de diálogo.

En el excelente grupo de su entorno nos encontramos con un Kengo Kora (Marks no Yama) totalmente en su salsa, interpretando a uno de esos personajes inquietantes que tan bien le quedan, Hirofumi Arai (Blue Spring) como el comercial caradura, Sakura Ando (Love Exposure) como la amiga del pueblo y su marido en la vida real, Takusu Emoto (The Lightning tree), como el prometido de Michiru.

Muy buena también la presencia inquietante de Saki Terashima (Monochrome girl) como una amiga del personaje de Kengo Kora. Además, en el último episodio nos encontramos con otro gran actor como el personaje que nos explica la historia desde la voz en off, el futuro marido de la protagonista.

Hay que destacar el trabajo de su directora, Naoe Gozu, que consigue meternos en la historia desde el primer episodio, y realmente no baja el nivel en ninguno de sus 10 episodios. Con apenas 25 minutos por capítulo, evoluciona con muy buen ritmo tanto la historia como la personalidad de los personajes, en un descenso absoluto hasta lo peor del ser humano.

Sin ser una serie imprescindible, si que es un trabajo muy recomendable, especialmente para aquellos seguidores con más reticencias hacia los J-dramas.

7 de 10

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